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viernes, marzo 16, 2007

Se retrasa la maternidad por el trabajo

Las españolas retrasan la maternidad porque dificulta su ascenso profesional (El Correo 16/03/07)
Una de cada cinco asegura que tener un hijo limitó sus posibilidades y el 8% dice que sufrió discriminación laboral Las mujeres sitúan la edad ideal para quedar embarazadas en los 30 años
EL CORREO/MADRID
A juzgar por lo que cuentan las casi 10.000 españolas de entre 15 y 75 años que han sido encuestadas para realizar el informe 'Fecundidad y valores de la España del siglo XXI', a la Ley de Igualdad, aprobada ayer en el Congreso, le queda un duro camino por recorrer. Los datos del estudio muestran una realidad en la que muchas aún deben elegir entre trabajar o ser madres, y lo que es más triste, un mundo laboral en el que tener un hijo no suma precisamente puntos.
Dos de cada tres españolas creen que tener descendencia dificulta su progresión en la empresa. Y lo que es peor, el 21% asegura que traer un crío al mundo supuso, efectivamente, un límite a sus carreras profesionales. La retahíla de diferencias entre el trato que se dispensa a hombres y mujeres con descendencia se completa con otra cifra que tampoco anima a pasar por el paritorio: el 8% de las trabajadoras dice haber sufrido discriminación en su empresa tras ser madre.
Esta realidad es uno de los principales motivos que aducen las féminas para retrasar el momento de tener un bebé. Si la generación que ahora tiene 50 años procreó por primera vez con 25, a día de hoy las españolas prefieren esperar a los 30. La fecha se retarda aún más -por encima de los 33- cuanto más alto es el nivel de estudios.
Según el informe, presentado ayer en Madrid y realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la conciliación de la vida laboral y la familiar es otro de los obstáculos a los que se enfrentan las trabajadoras. Las trabas para sobrellevar el peso de las responsabilidades en ambos ámbitos llevaron al 17% a abandonar su empleo tras traer un hijo al mundo.
Un solo hijo
Para muchas, los problemas pesan más que los beneficios que les pueda suponer la experiencia maternal. La realidad del día a día de las que además de 'currantas' son progenitoras hace que sean cada vez menos las que optan por tener más de un vástago. Casi el 54% rechaza la idea de repetir. Y, lo que puede ser peor para la tasa demográfica española, el 11% de las que no han dado a luz aseguran, seguramente espantadas por las experiencias que escuchan de boca de sus compañeras, que no tienen intención de hacerlo.
La seguridad laboral prima a la hora de tomar la decisión, pero no es la única que se tiene en cuenta. La mayoría de las encuestadas prefiere tener descendencia dentro de una unión matrimonial. Paradójicamente, una de cada siete percibe que el enlace también es un motivo de discriminación en su trabajo. Llama la atención que en este punto sólo un residual 1,2% considera que un hombre casado sufre las mismas consecuencias.
El retraso generalizado que ha sufrido el ciclo vital de la mujer española alcanza al momento de pasar por el altar. Quienes están por encima de la treintena señalan como edad ideal los 29, seis años más tarde que la generación que vino al mundo en la década de los 60. A este respecto, las que han cursado estudios superiores optan por retrasar el enlace hasta haber superado los 31.
No obstante, la principal diferencia con las generaciones que superan los 50 años se aprecia respecto a la convivencia al margen del matrimonio. «El 90% de las mujeres mayores de 45 años no comenzó a vivir en pareja hasta que contrajo matrimonio», indica Margarita Delgado, demógrafa del CSIC. Por contra, la mitad de las menores de 34 reconocen que la convivencia en pareja antes de casarse es un paso indispensable. En las franjas más jóvenes -hasta 24 años-, la tendencia se acentúa considerablemente, ya que un 57% prefiere poner las bases de la pareja sin pasar por la vicaría o el registro.
La vivienda, básica
La complicada situación del acceso a la vivienda también condiciona a las féminas españolas a la hora de formar una familia. Delgado va incluso más allá y señala la propiedad de un hogar como «un factor clave» para formar pareja y, evidentemente, para tener hijos. Los precios desorbitados de los pisos hacen que los padres, suegros u otros familiares ostentan la titularidad del nuevo nido familiar en un 21,2% de los casos en la franja 30-34 años. Y no deja de ser significativo que este porcentaje llegue al 12,8% entre las mujeres de 40 a 44 años, a las que se presupone más asentadas económica y laboralmente.
Esa creencia forma parte quizás del ideal de vida -o de vida ideal- que toda comunidad acaba por imponer a sus componentes. Para el 64% de las españolas, ese sueño pasa por tener una pareja con un trabajo de similar dedicación y con la que repartir por igual el cuidado de los hijos y las labores del hogar. Menos de la mitad de las encuestadas, exactamente un 47%, aseguran haber logrado ese estatus añorado y hoy por hoy, al menos hasta que la Ley de Igualdad dé su frutos, casi de cuento de hadas.

TERESA CASTRO MARTÍN, DEMÓGRAFA
«Los inmigrantes no van a ser la salvación»
SOLANGE VÁZQUEZ/BILBAO
Para tener hijos no basta con hacer el amor, también hay que hacer cuentas. Y es esta segunda actividad la que obliga a muchas parejas a retrasar el momento de la procreación. Así lo sostiene Teresa Castro Martín, demógrafa del CSIC.
-Tener hijos antes de los 30 años se está convirtiendo casi en una excentricidad. ¿Por qué?
-El principal problema es la falta de estabilidad laboral. Sin ella no hay vivienda, ni cohabitación, ni hijos.
-¿Lo que más pesa es la economía?
-A diferencia de lo que ocurre en otros países, en España, una vez que las parejas conviven, el primer hijo llega muy pronto, luego hay una relación clara.
-Tampoco anima a las mujeres las pocas facilidades que existen para conciliar la vida laboral y familiar. El 8% se ha sentido discriminada en el trabajo al ser madre.
-Sí, esto ha afectado muy negativamente a la natalidad.
-Precariedad laboral, sacrificios laborales ¿no es un panorama un poco apocalíptico?
-Si tener pocos hijos y más tarde es una elección libre, no hay problema. Lo malo es si se hace por obligación.
-Muchos ven en los inmigrantes, más prolíficos, la salvación
-No. La llegada de inmigrantes no va a ser la salvación, sólo ha supuesto una ligerísima subida de la natalidad. Además, según se integran, adquieren las costumbres del país donde residen. Acabarán retrasando la llegada de los hijos y teniendo menos.

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