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Noticias recogidas en la prensa, que informen sobre embarazo y lactancia , educación, padres e hijos e infancia y adolescencia.

lunes, noviembre 13, 2006

Pegar a un padre

Pegar a un padre (El Correo Digital 13/11/06)
SANTIAGO GONZÁLEZ/
La Diputación va a abrir un piso para adolescentes que agreden a sus padres, una variedad de la violencia doméstica que está teniendo una aceptación creciente entre la adolescencia. En 2004 se produjeron 21 casos que pasaron a ser 51 en 2005. En 2006 llevamos camino de repetir estadística, si la distribución de las agresiones por meses es homogénea. Quedaría algo por debajo si estos jóvenes bárbaros fueran sensibles a las fiestas navideñas y, como contribución al empalago y al buenismo convencional que nos inundan en esas fechas, dejaran de apalear a mamá.
Hay padres, demasiados para constituir una mera anécdota, que se sienten desbordados por la violencia que emplean contra ellos sus hijos adolescentes. Es de suponer que las estadísticas no hacen aflorar todos los casos, como pasaba hasta hace bien poco en la violencia contra las mujeres. Si una víctima de este maltrato se avergonzaba de su condición, ¿cómo no va a darse en unos padres que son agredidos por sus hijos adolescentes?
No es sólo un problema de vergüenza tener que admitir eso a los ojos de la sociedad, es que debe de ser muy difícil para unos padres plantarse en una comisaría, ir a un reconocimiento médico y denunciar a tu propio hijo. Por eso, cuando después de haber cedido mucho, deciden personas como éstas que ya no pueden renunciar a un gramo más de su dignidad, me suscitan una rara admiración, hubieran cometido o no errores en la educación de ese hijo.
El error, en todo caso, no es únicamente de los padres. Están también la escuela y el sistema educativo y una sociedad que tiene su becerro de oro en la cultura de la satisfacción inmediata, de la reivindicación de derechos sin contraprestación de responsabilidad. Al grito de ¿qué hay de malo en ello? estamos incubando otro huevo de serpiente, el de los pequeños delincuentes que ya empiezan a apalear a sus maestros, mientras un amigo graba la 'ekintza' con su móvil. Debería darnos qué pensar.
Pegar a un padre (y a una madre, claro) era antes una frase hecha para comparar la fealdad. Ahora es sólo una estética alternativa.