Vacuna antineumocócica
¿Se debe incluir la vacuna antineumocócica? (Suplemento de El Mundo, 14/10/06)
A.R. A.R.
Nunca una inmunización infantil había provocado tanta controversia. Desde que en 2001 el ministerio de Sanidad aprobara su uso en España, se habían repetido los intentos por incorporar la vacuna antineumocócica al calendario de pinchazos de los menores dentro del Sistema Nacional de Salud. Las tentativas no habían surtido efecto, en gran parte por su elevado precio. El último acuerdo de los representantes de salud de las comunidades autónomas fue seguir posponiéndola. Pero la de Madrid ha roto el consenso al anunciar esta semana que la incluirá a partir del próximo año. La decisión ha recibido el aplauso de parte de los pediatras, que defienden su eficacia, y el malestar de muchos profesionales que denuncian que la medida atenta contra la equidad del sistema sanitario.
La decisión anunciada esta semana por el Consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela, de incluir en el calendario vacunal infantil dos nuevas inmunizaciones, la de la varicela y la del neumococo, ha levantado ampollas entre los políticos y los especialistas en salud pública, sobre todo en este último caso, debido al elevado precio de las cuatro dosis que requiere esta vacuna. De hecho, elena Salgado, ministra de Sanidad, ha declarado que las autoridades madrileñas «han sido sensibles a criterios económicos», en clara referencia a que han podido sucumbir a la presión del laboratorio fabricante. Por su parte, los pediatras encargados de velar por la salud de los más pequeños han defendido a capa y espada la medida. Sin embargo, algunos han alzado algunas críticas a la manera de introducir este cambio ya que, en su opinión, desmarcarse del calendario que rige para el resto de autonomías puede acarrear consecuencias adversas en la epidemiología de la infección.
ENRIQUE BERNAOLA
Es coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Desde su aprobación en junio de 2001, institución ha elaborado varios documentos favorables a la inclusión de la vacuna del neumococo (y otras como la de la varicela) en el calendario infantil. Desde la AEP se aplaude la medida adoptada por Madrid, ya que defiende que estas estrategias deben cimentarse sobre la base científica.
La Asociación Española de Pediatría se ha mantenido firme desde hace algunos años en su defensa de las vacunas de la varicela y del neumococo. En su opinión, '' los encargados de cuidar de la salud de los más pequeños de la casa no deben dejarse influenciar por criterios meramente económicos o políticos a la hora de depositar su confianza en un medicamento.
De esta forma, y a pesar de ser conscientes de que la vacuna contra la enfermedad neumocócica -la de la varicela no ha suscitado tanta controversia quizá porque es una única dosis y su precio es bastante inferior- exige un desembolso económico demasiado alto, no dudan en recomendarla atendiendo a criterios de seguridad, eficacia y de ahorro del gasto sanitario en atención médica, tratamiento de las complicaciones, bajas laborales de los padres.
«Esta infección es tremendamente frecuente entre los niños. La mayoría de las veces cursa de manera benigna, pero siempre ocasiona molestias. Incluso otras acarrea secuelas severas; eso por no hablar del gasto sanitario y de los problemas que nos encontramos para tratar estas enfermedades con la cantidad de resistencias a los antibióticos [medicación que se emplea para combatir las variantes de neumococo] que están apareciendo en los últimos años», resume Enrique Bernaola, del comité que asesora a la AEP en materia de inmunización que, además, recuerda que Prevenar (nombre comercial de la vacuna antineumocócica) se dirige contra los siete serotipos más agresivos.
CRITERIO CIENTÍFICO
«Estamos hablando de una vacuna excelente atendiendo a los criterios de seguridad y de eficacia» destaca este especialista. Esta afirmación se sustenta en el hecho de que, en los países en los que se ha vacunado a grandes masas poblacionales, la incidencia de la enfermedad neumocócica ha descendido drásticamente.
Es más, las investigaciones científicas han demostrado también que inmunizar a los niños menores de dos años repercute positivamente no sólo en la población pediátrica. «Los niños vacunados no enferman por este motivo, no contagian a sus compañeros y, además, tampoco infectan a los mayores (sus abuelos, fundamentalmente) que están en contacto con los críos; lo que supone un beneficio indirecto, pero real», relata Bernaola. Es lo que los especialistas conocen con el nombre de inmunidad 'de' 'rebaño'.
Con respecto a la idea de que las diferencias entre comunidades puedan repercutir negativamente en la progresión de la enfermedad neumocócica en nuestro país, este experto se muestra tajante. «Eso es absolutamente infundado; no hay ninguna evidencia que sugiera que las divergencias entre comunidades tengan consecuencias epidemiológicas. Por ejemplo, en Italia se lleva mucho tiempo inmunizando a los pequeños de sólo seis regiones y no se ha producido este fenómeno».
Por otro lado, y en referencia a la posible emergencia de otros serotipos del neumococo su postura es similar. «Evidentemente, si erradicas siete variantes, habrá otras que cobren mayor 'protagonismo', pero es algo lógico». Ese ha sido el caso del serotipo 19A, pero «la infección que provoca este microorganismo no es grave, es muy sensible al tratamiento con antibióticos y no causa meningitis», zanja el pediatra. Además, ya se está trabajando en una versión ampliada de Prevenar que incluirá la inmunización contra ésta y otras cepas del neumococo.
Desde la AEP se ha criticado duramente el trabajo de los gestores encargados de dilucidar la incidencia de las enfermedades infecciosas dentro de nuestras fronteras. «Actualmente se están incluyendo las vacunas siguiendo la estela de los países vecinos, pero no se disponen de datos españoles. No sabemos qué patógenos tenemos circulando entre la población y ese es el primer paso para adoptar decisiones sólidas», denuncia Bernaola.
«Así, si seguimos el criterio de otras naciones que nos merecen confianza en materia de salud pública y vigilancia epidemiológica no hay motivos para no hacerlo también en este caso», concluye.
JUAN RUIZ-CANELA
Preside la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Desde este organismo se critica la precipitación de la comunidad que gobierna Esperanza Aguirre y se pide cautela ante los posibles efectos epidemiológicos que consideran que pueden derivarse de esta decisión. Además, reclaman la creación de un comité de expertos nacional e independiente para asesorar a los políticos en estas materias de salud pública.
Más que oponerse a la inclusión de las vacunas de la varicela y del neumococo en el calendario de los pequeños, desde la AEPap critican las formas adoptadas por la Comunidad de Madrid. Cabe recordar que hace sólo siete meses, se reunió el Consejo Interterritorial de Salud (donde están representadas todas las consejerías autonómicas y el Ministerio de Sanidad). En este encuentro se acordó que, a pesar de que cada comunidad tiene las competencias transferidas y puede poner en marcha las iniciativas que crea oportunas, en materia de vacunación era preferible seguir un criterio homogéneo.
«Lo más normal es proponer y valorar estas modificaciones el seno del consejo y no esperar unos meses para ir por libre», explica Ruiz- Canela. En opinión del colectivo al que representa este pediatra, desmarcarse de manera unilateral del programa vigente para el resto de las regiones, «crea confusión entre los pediatras, que no saben a qué carta quedarse ni qué explicación dar a los padres que pregunten por estas variaciones o qué hacer exactamente con sus hijos», resume el portavoz.
Esta controversia ha dado pie para que desde la AEPap y desde otras instituciones se reclame con mayor fuerza que nunca la creación de un comité de expertos con representación de las sociedades científicas que incluyan a todos los sectores que tienen relación con la salud del niño (pediatras, enfermería, infectólogos, epidemiólogos, especialistas en salud pública, gestores...).
«Es la única manera de poner en funcionamiento medidas que realmente surtan efecto y de tomar decisiones en las que predomine el cuidado de los críos porque hay que valorar multitud de criterios, entre ellos los económicos [en clara referencia al precio de la vacuna antineumocócica; alrededor de 300 euros las cuatro dosis requeridas]», apostilla Juan Ruiz-Canela.
«En la mayoría de las comunidades hay un comité asesor de vacunas, pero sería más razonable crear uno para asimilar macrodecisiones que implicasen a todo el país», resume el experto.
INCÓGNITAS EPIDEMIOLÓGICAS
Algunos especialistas han barajado la posibilidad de que inmunizar a los chavales contra los siete serotipos del neumococo (hay casi 100) encierra el peligro de que el espacio que dejen éstos sea ocupado por otras variantes más virulentas y difíciles de controlar.
De hecho, ya se ha detectado un aumento de la incidencia de infecciones por ell serotipo neumocócico 19A, aunque su gravedad dista mucho de ser similar a la de las cepas contra las que se dirige esta controvertida vacuna. Por otra parte, y según sostienen algunas voces críticas con la decisión de Madrid, en países como España, en los que hay una alta tasa de inmigración y se produce una gran movilidad interregional de la población, el hecho de tener diferentes calendarios de vacunación puede repercutir negativamente en el cumplimiento de las pautas de inmunización.
«De esta forma, una persona que se ponga la primera dosis de manera gratuita en Madrid y traslade su residencia a otra ciudad es posible que no se inocule las siguientes porque tendrá que hacer frente a un desembolso importante», ejemplifica Ruiz-Canela. Y es que el precio de esta inmunización es el verdadero caballo de batalla desde que se introdujo en el mercado, en el año 2001. Las cuatro inyecciones que se requieren para cumplir la pauta propuesta por el fabricante cuestan más que todo el calendario vacunal pediátrico.
Inmunizar a todos lo menores contra un conjunto de bacterias que fundamentalmente provocan infecciones de las vías respiratorias altas, otitis, neumonía y, en menor grado, meningitis neumocócica costaría alrededor de 240 millones de euros, una cifra que las arcas públicas difícilmente pueden asumir.
«Cuando se hace una valoración sobre la relación entre el coste y la eficacia de un medicamento la cuestión del precio no se puede eludir; sobre todo teniendo en cuenta que cuando se pone dinero en un área hay que quitarlo de otra» afirma el representante de la AEPap que, no obstante, reconoce que en el caso de Prevenar la relación es favorable.
EN CONTRA PORQUE... Confusión. Coordinación. Epidemiología.
- Este tipo de decisiones unilaterales propician el desconcierto entre los pacientes y entre los pediatras de Atención Primaria que, al fin y al cabo son los que atienden a las familias de los pequeños de la casa y que no saben a qué atenerse.
- En este punto todos los especialistas están de acuerdo. Creen que la desestructuración actual fuerza polémicas como ésta y dilapida recursos, puesto que luego hay que hacer campañas informativas para explicar estas decisiones.
- Es quizá el punto en el que el enfrentamiento se nota más. Algunos sostienen que las diferencias entre los calendarios de las diferentes comunidades autónomas pueden modificar la distribución de la infección por neumococo y hacer emerger otros serotipos causantes de la enfermedad.
A FAVOR PORQUE... Confusión. Coordinación. Epidemiología.
- La vacuna del neumococo no es un producto nuevo. Lleva varios años en el mercado y la mayoría de los especialistas ya conoce toda la literatura científica publicada al respecto; lo que le ayuda a formarse un critero al respecto.
- Los especialistas sí echan en falta la creación de un comité de expertos independiente, que rija a nivel nacional, en el que estén representadas las sociedades científicas y todos los sectores implicados en el cuidado de la salud infantil.
- Las divergencias vacunales no repercuten negativamente en la evolución de la infección neumocócica. Al contrario, tiene efectos positivos porque los niños inmunizados no contagian a sus compañeros no vacunados y tampoco a la población mayor que entra en contacto con ellos.
A.R. A.R.
Nunca una inmunización infantil había provocado tanta controversia. Desde que en 2001 el ministerio de Sanidad aprobara su uso en España, se habían repetido los intentos por incorporar la vacuna antineumocócica al calendario de pinchazos de los menores dentro del Sistema Nacional de Salud. Las tentativas no habían surtido efecto, en gran parte por su elevado precio. El último acuerdo de los representantes de salud de las comunidades autónomas fue seguir posponiéndola. Pero la de Madrid ha roto el consenso al anunciar esta semana que la incluirá a partir del próximo año. La decisión ha recibido el aplauso de parte de los pediatras, que defienden su eficacia, y el malestar de muchos profesionales que denuncian que la medida atenta contra la equidad del sistema sanitario.
La decisión anunciada esta semana por el Consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela, de incluir en el calendario vacunal infantil dos nuevas inmunizaciones, la de la varicela y la del neumococo, ha levantado ampollas entre los políticos y los especialistas en salud pública, sobre todo en este último caso, debido al elevado precio de las cuatro dosis que requiere esta vacuna. De hecho, elena Salgado, ministra de Sanidad, ha declarado que las autoridades madrileñas «han sido sensibles a criterios económicos», en clara referencia a que han podido sucumbir a la presión del laboratorio fabricante. Por su parte, los pediatras encargados de velar por la salud de los más pequeños han defendido a capa y espada la medida. Sin embargo, algunos han alzado algunas críticas a la manera de introducir este cambio ya que, en su opinión, desmarcarse del calendario que rige para el resto de autonomías puede acarrear consecuencias adversas en la epidemiología de la infección.
ENRIQUE BERNAOLA
Es coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Desde su aprobación en junio de 2001, institución ha elaborado varios documentos favorables a la inclusión de la vacuna del neumococo (y otras como la de la varicela) en el calendario infantil. Desde la AEP se aplaude la medida adoptada por Madrid, ya que defiende que estas estrategias deben cimentarse sobre la base científica.
La Asociación Española de Pediatría se ha mantenido firme desde hace algunos años en su defensa de las vacunas de la varicela y del neumococo. En su opinión, '' los encargados de cuidar de la salud de los más pequeños de la casa no deben dejarse influenciar por criterios meramente económicos o políticos a la hora de depositar su confianza en un medicamento.
De esta forma, y a pesar de ser conscientes de que la vacuna contra la enfermedad neumocócica -la de la varicela no ha suscitado tanta controversia quizá porque es una única dosis y su precio es bastante inferior- exige un desembolso económico demasiado alto, no dudan en recomendarla atendiendo a criterios de seguridad, eficacia y de ahorro del gasto sanitario en atención médica, tratamiento de las complicaciones, bajas laborales de los padres.
«Esta infección es tremendamente frecuente entre los niños. La mayoría de las veces cursa de manera benigna, pero siempre ocasiona molestias. Incluso otras acarrea secuelas severas; eso por no hablar del gasto sanitario y de los problemas que nos encontramos para tratar estas enfermedades con la cantidad de resistencias a los antibióticos [medicación que se emplea para combatir las variantes de neumococo] que están apareciendo en los últimos años», resume Enrique Bernaola, del comité que asesora a la AEP en materia de inmunización que, además, recuerda que Prevenar (nombre comercial de la vacuna antineumocócica) se dirige contra los siete serotipos más agresivos.
CRITERIO CIENTÍFICO
«Estamos hablando de una vacuna excelente atendiendo a los criterios de seguridad y de eficacia» destaca este especialista. Esta afirmación se sustenta en el hecho de que, en los países en los que se ha vacunado a grandes masas poblacionales, la incidencia de la enfermedad neumocócica ha descendido drásticamente.
Es más, las investigaciones científicas han demostrado también que inmunizar a los niños menores de dos años repercute positivamente no sólo en la población pediátrica. «Los niños vacunados no enferman por este motivo, no contagian a sus compañeros y, además, tampoco infectan a los mayores (sus abuelos, fundamentalmente) que están en contacto con los críos; lo que supone un beneficio indirecto, pero real», relata Bernaola. Es lo que los especialistas conocen con el nombre de inmunidad 'de' 'rebaño'.
Con respecto a la idea de que las diferencias entre comunidades puedan repercutir negativamente en la progresión de la enfermedad neumocócica en nuestro país, este experto se muestra tajante. «Eso es absolutamente infundado; no hay ninguna evidencia que sugiera que las divergencias entre comunidades tengan consecuencias epidemiológicas. Por ejemplo, en Italia se lleva mucho tiempo inmunizando a los pequeños de sólo seis regiones y no se ha producido este fenómeno».
Por otro lado, y en referencia a la posible emergencia de otros serotipos del neumococo su postura es similar. «Evidentemente, si erradicas siete variantes, habrá otras que cobren mayor 'protagonismo', pero es algo lógico». Ese ha sido el caso del serotipo 19A, pero «la infección que provoca este microorganismo no es grave, es muy sensible al tratamiento con antibióticos y no causa meningitis», zanja el pediatra. Además, ya se está trabajando en una versión ampliada de Prevenar que incluirá la inmunización contra ésta y otras cepas del neumococo.
Desde la AEP se ha criticado duramente el trabajo de los gestores encargados de dilucidar la incidencia de las enfermedades infecciosas dentro de nuestras fronteras. «Actualmente se están incluyendo las vacunas siguiendo la estela de los países vecinos, pero no se disponen de datos españoles. No sabemos qué patógenos tenemos circulando entre la población y ese es el primer paso para adoptar decisiones sólidas», denuncia Bernaola.
«Así, si seguimos el criterio de otras naciones que nos merecen confianza en materia de salud pública y vigilancia epidemiológica no hay motivos para no hacerlo también en este caso», concluye.
JUAN RUIZ-CANELA
Preside la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Desde este organismo se critica la precipitación de la comunidad que gobierna Esperanza Aguirre y se pide cautela ante los posibles efectos epidemiológicos que consideran que pueden derivarse de esta decisión. Además, reclaman la creación de un comité de expertos nacional e independiente para asesorar a los políticos en estas materias de salud pública.
Más que oponerse a la inclusión de las vacunas de la varicela y del neumococo en el calendario de los pequeños, desde la AEPap critican las formas adoptadas por la Comunidad de Madrid. Cabe recordar que hace sólo siete meses, se reunió el Consejo Interterritorial de Salud (donde están representadas todas las consejerías autonómicas y el Ministerio de Sanidad). En este encuentro se acordó que, a pesar de que cada comunidad tiene las competencias transferidas y puede poner en marcha las iniciativas que crea oportunas, en materia de vacunación era preferible seguir un criterio homogéneo.
«Lo más normal es proponer y valorar estas modificaciones el seno del consejo y no esperar unos meses para ir por libre», explica Ruiz- Canela. En opinión del colectivo al que representa este pediatra, desmarcarse de manera unilateral del programa vigente para el resto de las regiones, «crea confusión entre los pediatras, que no saben a qué carta quedarse ni qué explicación dar a los padres que pregunten por estas variaciones o qué hacer exactamente con sus hijos», resume el portavoz.
Esta controversia ha dado pie para que desde la AEPap y desde otras instituciones se reclame con mayor fuerza que nunca la creación de un comité de expertos con representación de las sociedades científicas que incluyan a todos los sectores que tienen relación con la salud del niño (pediatras, enfermería, infectólogos, epidemiólogos, especialistas en salud pública, gestores...).
«Es la única manera de poner en funcionamiento medidas que realmente surtan efecto y de tomar decisiones en las que predomine el cuidado de los críos porque hay que valorar multitud de criterios, entre ellos los económicos [en clara referencia al precio de la vacuna antineumocócica; alrededor de 300 euros las cuatro dosis requeridas]», apostilla Juan Ruiz-Canela.
«En la mayoría de las comunidades hay un comité asesor de vacunas, pero sería más razonable crear uno para asimilar macrodecisiones que implicasen a todo el país», resume el experto.
INCÓGNITAS EPIDEMIOLÓGICAS
Algunos especialistas han barajado la posibilidad de que inmunizar a los chavales contra los siete serotipos del neumococo (hay casi 100) encierra el peligro de que el espacio que dejen éstos sea ocupado por otras variantes más virulentas y difíciles de controlar.
De hecho, ya se ha detectado un aumento de la incidencia de infecciones por ell serotipo neumocócico 19A, aunque su gravedad dista mucho de ser similar a la de las cepas contra las que se dirige esta controvertida vacuna. Por otra parte, y según sostienen algunas voces críticas con la decisión de Madrid, en países como España, en los que hay una alta tasa de inmigración y se produce una gran movilidad interregional de la población, el hecho de tener diferentes calendarios de vacunación puede repercutir negativamente en el cumplimiento de las pautas de inmunización.
«De esta forma, una persona que se ponga la primera dosis de manera gratuita en Madrid y traslade su residencia a otra ciudad es posible que no se inocule las siguientes porque tendrá que hacer frente a un desembolso importante», ejemplifica Ruiz-Canela. Y es que el precio de esta inmunización es el verdadero caballo de batalla desde que se introdujo en el mercado, en el año 2001. Las cuatro inyecciones que se requieren para cumplir la pauta propuesta por el fabricante cuestan más que todo el calendario vacunal pediátrico.
Inmunizar a todos lo menores contra un conjunto de bacterias que fundamentalmente provocan infecciones de las vías respiratorias altas, otitis, neumonía y, en menor grado, meningitis neumocócica costaría alrededor de 240 millones de euros, una cifra que las arcas públicas difícilmente pueden asumir.
«Cuando se hace una valoración sobre la relación entre el coste y la eficacia de un medicamento la cuestión del precio no se puede eludir; sobre todo teniendo en cuenta que cuando se pone dinero en un área hay que quitarlo de otra» afirma el representante de la AEPap que, no obstante, reconoce que en el caso de Prevenar la relación es favorable.
EN CONTRA PORQUE... Confusión. Coordinación. Epidemiología.
- Este tipo de decisiones unilaterales propician el desconcierto entre los pacientes y entre los pediatras de Atención Primaria que, al fin y al cabo son los que atienden a las familias de los pequeños de la casa y que no saben a qué atenerse.
- En este punto todos los especialistas están de acuerdo. Creen que la desestructuración actual fuerza polémicas como ésta y dilapida recursos, puesto que luego hay que hacer campañas informativas para explicar estas decisiones.
- Es quizá el punto en el que el enfrentamiento se nota más. Algunos sostienen que las diferencias entre los calendarios de las diferentes comunidades autónomas pueden modificar la distribución de la infección por neumococo y hacer emerger otros serotipos causantes de la enfermedad.
A FAVOR PORQUE... Confusión. Coordinación. Epidemiología.
- La vacuna del neumococo no es un producto nuevo. Lleva varios años en el mercado y la mayoría de los especialistas ya conoce toda la literatura científica publicada al respecto; lo que le ayuda a formarse un critero al respecto.
- Los especialistas sí echan en falta la creación de un comité de expertos independiente, que rija a nivel nacional, en el que estén representadas las sociedades científicas y todos los sectores implicados en el cuidado de la salud infantil.
- Las divergencias vacunales no repercuten negativamente en la evolución de la infección neumocócica. Al contrario, tiene efectos positivos porque los niños inmunizados no contagian a sus compañeros no vacunados y tampoco a la población mayor que entra en contacto con ellos.
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